Jaume Collboni y el alcalde de noche
Pere IV, como en muchas otras zonas de Barcelona, no se puede dormir ni vivir dignamente por culpa de los botellones. Gritos, música con bafles a todo volumen, peleas... esta es la tónica dominante de miércoles a sábado por la noche.
Ante esto, el primer teniente de alcalde, Jaume Collboni,
llama a "no criminalizar el ocio nocturno" y propone la figura de un
mediador: "el alcalde de noche".
Esto no va de que los vecinos "criminalicen" nada,
va de una emergencia social, y de hacer cumplir la ley sin paliativos.
¿Llamaría el señor Collboni a una figura externa para mediar entre los niños
que tienen que atravesar una calle para ir a la escuela y los coches que
quieran ir a 80km/h, o les haría cumplir la ley a rajatabla?
Pues de eso va, señor Collboni, de hacer cumplir la ley. El
problema de los vecinos no es que "criminalicen" nada, es que sus
ventanas y paredes retumben, que no puedan descansar ni trabajar, y que sus
hijos se despierten asustados en mitad de la noche.
Pero la Gran Cuestión, la tragedia principal, es que este
Ayuntamiento no puede hacer cumplir la ley, porque nadie respeta a la policía
en el carrer Pere IV, lo sabe la Guardia Urbana, y lo saben los que campan a
sus anchas bebiendo en la calle con los bafles a todo volumen sin que nadie
intervenga.
"La integridad de mi gente es lo primero", me dijo
un agente al mando en el ejercicio de sus funciones, mientras miraba impotente
desde su flamante furgoneta, con las luces encendidas, eso sí. "Y no
podemos hacer nada porque no nos dotan de los recursos necesarios".
No, las hordas que campan a sus anchas en el carrer Pere IV no respetan a la Guardia Urbana, y pretende usted que respeten a una figurilla que se ha inventado sólo porque han degradado a la autoridad competente.
Enrique Castro
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