El Ayuntamiento de Barcelona creará un cargo público para mediar entre los conductores que quieran ir por la ciudad a más de 200 Km/h y el resto de transeúntes o conductores. ¿Se imaginan un titular así? Pues eso es lo que ha propuesto el primer teniente de alcalde, el Sr. Jaume Collboni, para controlar los desmanes originados por los botellones en Barcelona. Una cosa es el “ocio nocturno”, y otra muy diferente es la dramática situación de emergencia social que se vive en calles como la de Pere IV, en el barrio de Poblenou. No estamos hablando del clásico terrazeo, ni siquiera de la más problemática acumulación de gente a la salida de los bares; estamos hablando de peleas a puñetazo limpio, meadas entre los coches y en los portales, montañas de basura, agresiones a la policía y una escandalosa, brutal, insalubre y enloquecedora contaminación acústica. Gritos, cánticos de borrachos, motos que dan gas a tope de revoluciones durante veinte minutos seguidos, y blafles, muchos bafles, po